miércoles, 7 de julio de 2010

LA DULCE VOZ DEL AMOR





—Estoy enamorado
—¿Estás seguro?
—Totalmente.
—Hace poco que la conoces.
—Es suficiente, su voz me fascina.
—Pero no tiene mucha conversación que digamos
—Es igual, susurra de una manera, es cautivante
—Deberías conocerla un poco más.
—No. Tal como es, me encanta.
—¿No te aburres?
—Nunca. La escucharía cada día, durante horas.
—Ya la escuchas, mañana, tarde y noche
—Y me gusta.
—Pero nunca te contesta, no te da respuesta.
—Es igual, mientras ella me deja escucharla
—Estas sonado.
—¿Por qué? Es muy femenina, tiene una voz preciosa, es joven, siempre me atiende, nunca se enfada, es paciente conmigo y habla varios idiomas.
—Es un buzón de voz, imbécil.

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