miércoles, 1 de abril de 2009

LA PLUMA Y LA ASPIRADORA


Erase una vez, en un país lejano donde todo era posible, una aspiradora y una pluma.
La aspiradora trabajaba muy duro cada día, se levantaba a las seis de la mañana y no paraba en todo el día. Se tomaba un descanso a media mañana pero al final del día estaba totalmente agotada. Lo aspiraba todo: polvo, cristales, restos de comida, botones, clips, papeles varios…Era buena aspiradora con todo el mundo, inspiraba confianza, siempre ayudaba a los demás y todo el mundo la quería.

La pluma era muy diferente. Era muy estilizada, larga y fina, y cubierta de oro macizo. De muy buena familia. Tenía unos modales muy estilográficos: le encantaba picar a la gente. Su actividad era estrictamente intelectual, tenía amigos de su mismo mundo y se reunían cada semana en un círculo privado de plumas cerebrales. Era altanera, orgullosa y muy sofisticada.
Se burlaba abiertamente de la aspiradora cada vez que la encontraba en su camino:

-¡Mira la chacha aspirando! ¿No te cansaras nunca de ser una esclava?
-Hago mi trabajo y me gusta.
-Pues haces mucho ruido, me molestas mientras estoy escribiendo.! Necesito silencio!
-Espérate que termine y me callaré. ¡Luego te quejas si hay polvo en casa!
-¡Lo que hay que oír! ¡Qué plebeya eres! ¿Además has visto las cartucheras que tienes?
-¿Me gusta la buena comida que quieres que te diga? Disfruto de la vida. Tu estas casi anoréxica, deberías alimentar mejor.
-Estoy en mi peso perfecto, gasto un 36 , no como tú. ¿Qué sabrás tú de belleza, con lo rústica que eres?
-Ya sé que no soy muy guapa pero al menos la gente a mi me quiere por lo que soy.
-Yo tengo amigos muy refinados. ¿Son intelectuales, sabes? Tienen todos una carrera universitaria, leen muchos libros, han aprobado con mención todos los talleres de Aula de Escritores. Tú no has ni acabado el FP, desgraciada.
-Deberías bajar de tu pedestal, pluma y vivir la vida.
-¿Y ponerme como tú? Gorda y descuidada, ruidosa, mileurista para toda la vida. Eres igual que los deshechos que aspiras , aspiradora.
-¡Basta ya pluma! ¡No me insultes! Soy buena persona, y debes respetarme.
-¡Buena persona! Jajajaj! ¿Es el único argumento que tienes para defenderte? ¡Qué pobreza intelectual, por dios!
-¡No me provoques, pluma!
-Oh! ¡Qué miedo me das! Claro como no sabes razonar como yo, me amenazas. ¡Qué recurso más fácil!
-No es una amenaza, es un aviso. !No te pases de lista pluma!
-¿Por qué tu, rústica, eres más lista que yo?
-No. Pero soy una aspiradora.
Y qué? A mí que...

La aspiradora sonrió satisfecha. Últimamente había mucha porquería en esta casa.
-

No hay comentarios:

Publicar un comentario