martes, 24 de febrero de 2009

Siete minutos (Antología)


Siete minutos. (Antología)
-Va, acompáñame, seguro que te divertirás. No quiero ir sola…
-De verdad, no me interesa, déjalo
-Te lo pido por favor Clarisse, acompáñame si no, no puedo ir …
Así es como entré en un bar de noche porque mi queridísima amiga Rosa no se atrevía a ir sola a un speed dating. Nos esperaban a las 20 horas en un local cerca del cine Verdi, con un nombre francés que no recuerdo.
-Ya verás, es muy fácil. Coges esta tarjeta con tu nombre, hablas con 7 hombres durante7 minutos con cada uno, así de fácil.
-¿Sí, y pagar también es fácil no?
-Va, por favor, Clarisse son solo 35 euros…
Cuando llegamos había un grupo formado solo por mujeres, todas con una etiqueta en el pecho (¿el precio?).
-Vaya, ¿esto qué es? ¿Una secta? Me voy a casa….
-No, tú te quedas, son las chicas y allí en el fondo están los chicos, cada uno sentado en una mesa.
La idea no me gustaba, las mujeres parecían un grupo de desesperadas a la espera de un macho aun más desesperado, y los chicos unos estudiantes castigados, solos en su mesa sin saber a dónde mirar. Pero el bar, sí que me gustaba: primero, estaba en pleno barrio de Gracia, la decoración era muy cálida, con enormes lámparas de cristal, unos sofás muy acogedores con cojines que invitaban a conversaciones interminables con amigos de toda la vida,… mesitas pequeñas y redondas que me recordaban los “bistrots” de París y sobre todo la eterna película de James Bond que proyectaban en la pared, sin parar. Esto sin mencionar a los cócteles, pedí un mojito con hojas de menta, esperando mi turno para sentarme en el banquillo de los acusados; creo que me bebí tres en toda la noche.
-¡Chicas, chicas, todas a vuestro sitio, sentaros y que se vea bien vuestro nombre!
Me senté en una mesita, sin protestar, esto sí, con mi mojito en la mano.
Fernando. 29 años. Abogado. Vestido con traje supuestamente de Armani; gafas de diseño. Habla muy deprisa, le encanta hablar de él, y se olvida de mi presencia. Me cuenta todo sobre los 10 últimos juicios que ha ganado porque es el mejor abogado de Barcelona. Los jueces le aprecian mucho. Seguro que hará carrera. Es muy inteligente .Se cree muy inteligente.
¡Un abogado que tiene complejo de Dios, lo que me faltaba! ¿Qué hora es?
Ding!
El gong indica que mi abogado se tiene que levantar para dejar sitio a otro energúmeno masculino. Empiezo a sentirme cada vez más incomoda en este sitio. ¿Qué me va a tocar ahora? Evito ver a mi próximo príncipe azul y miro a la derecha: la pared que está cubierta de carteles publicitarios escritos en francés “chocolat Montblanc “ ; me recuerdan mi infancia. Respiro hondo y despacio, cierro los ojos, repito mi mantra tres veces…. De repente veo un poster con una playa y palmeras: ¡Las islas maldivas!
Playas color esmeralda, lagunas cristalinas, agua de corales para bucear y hablar con los peces, azul eléctrico y verde mar………..evasión lejana, calor blanco, parasoles tropicales y tumbonas interminables………….hmmmmmmmm, cierro los ojos, saboreo mi segundo mojito y los efluvios de la menta me llevan lejos, lejos ,lejos,…
Javier.43 años. Doctorado en matemáticas. Insiste en lo de doctorado. No tiene novia desde hace mucho tiempo. Busca la madre de sus hijos. Sobrepeso rozando la obesidad. Calvicie imposible de esconder a pesar de sus intentos. Gafas de montura color marrón. Menciona las croquetas de su madre. Tengo miedo. Lo suyo es el interrogatorio policial, no habla mucho de él, pero me bombardea de preguntas, profundas e inteligentes.
-¿Cómo te llamas?
-¿Dónde vives, en Barcelona?
- ¿No eres de aquí verdad? Con este acento que tienes…
-¡Ah Francia! Me encanta tu país, Paris, la Torre Eiffel, el Louvre, la Lisa Mona…
-Perdona, es Mona Lisa, no Lisa Mona…
-Sí, sí, si, lo sé guapa, es que era una broma….jajaja!!
-Ah sí…. que tonta... Eres muy gracioso….
Ding.
Segundo gong. Salvada por la campana, amigas!
El doctorado se levanta y se sienta enfrente de la potencial futura madre de sus hijos. Miro alrededor, la mayoría de las mujeres tiene una expresión crispada. Todas van demasiado arregladas, seguro que se han pasado dos horas en el baño; se han puesto esmalte de uñas “rosa perlé”, uno dos tres cuatro hasta diez; se han maquillado, venga capa de mascara, venga polvos mágicos en las mejillas, venga gloss nº14 en los labios. Hay que estar guapas chicas, hay que ser florero hasta el final, la lucha es dura pero el premio vale la pena: un hombre en su vida! Estoy delirando, voy a dejar los mojitos y centrarme en mi última conquista:
David. Menos de 30 años, cara de niño. Pelo moreno peinado hacia atrás con gomina. Rasgos muy finos casi femeninos. Vestido de manera totalmente informal, con camisa blanca y tejanos, nada original pero bien. Es traductor. Fuma de manera incontrolada, tose, tiene una bronquitis avanzada pero sigue fumando. Tiene un tic verbal: “sí, me explico?”
Ya no escucho. Que largos son estos 7 minutos por Dios! Intento localizar a Rosa pero está diluida entre las mesas, los números, los Pedro, los Francisco, los Juan y los ding. No la encuentro. Miro por todas partes y no está. Me ha hecho venir a la fuerza y se ha esfumado! No me lo puedo creer!
Cierro los ojos. ¿Cuál era mi mantra? Veo a Fernando con la toga negra condenando a la guillotina a un pobre inocente en un juzgado de instrucciones tétrico; veo a Javier explicando a unos alumnos no castigados unas ecuaciones del tercer grado, comiendo croquetas; veo a David poniendo en práctica sus conocimientos de lenguas raras, con ejes narrativos, núcleos y detonantes de otros horizontes….Es hora de irse.
Salgo corriendo de ese antro, me duele la cabeza, está lloviendo y como no, sin paraguas…no puede ser, se me cae el bolso y las llaves casi se me escapan…! Que noche!
Me paro en la acera de Gran de Gracia, necesito un taxi, quiero un taxi, que venga un taxi por favor… me quedo esperando, arreglo mi pelo, pero para qué, no voy a seducir a nadie esta noche, ni mañana ni nunca…..aparece una luz verde a los lejos, un taxi! Le hago señales con las dos manos, se me cae el bolso otra vez, chillo a pleno pulmón:
-Taxi! Taaaaxi!
El coche afortunadamente se para, subo en un plis plas.
-¿A dónde vas guapa?
-Travesera con avenida Sarria, por favor
-¿Vaya tiempo eh?
Ahora me va hablar del tiempo, del futbol y de Zapatero, por favor no! Por qué no prohíben los taxistas-con-ganas-de-hablar.
-¿Que tal la noche, de fiesta no?
-Si… (¿Se va a callar?)
-¿A ver si ligamos eh?
-……………………
¡Voy a bajar de este taxi, vaya impertinente!
-¡A ver si ligamos soldados!
Me cuesta respirar, mi corazón se para en seco. La universidad. Erick. Tenía 23 años, el también. Los dos estudiábamos la carrera de filología inglesa y fuimos a todas las fiestas de la uni pero cada uno con nuestra pareja .Todo el mundo hablaba de nosotros como “el matrimonio” siempre estábamos juntos, conversábamos sobre Emily Dickinson, Shakespeare, Lord Byron y los demás se reían de nosotros: estábamos juntos pero no estábamos juntos. Nunca dimos el paso por miedo a destrozar a nuestras parejas respectivas. Hacíamos bromas pero nunca fuimos capaces de reconocer la verdad: nos queríamos. Cambie de facultad aquel año para poder dejar a mi novio y olvidar a Erick. Íbamos a cada fiesta en plan broma cantando:
-¡A ver si ligamos soldados!
El taxi se ha parado. Mi corazón late a 200. Me voy a morir, oxigeno, urgencias, un médico, rápido!
-Buenas noches Clarisse, soy Erick, te acuerdas?
Ding.

1 comentario:

  1. Me encanta. Muy espontáneo y fresco. Muy bien ambientado, pero con pocas descripciones. Buenos personajes, pintados con cuatro rasgos. Los diálogos en su punto. Bonito final.
    Felicidades

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