martes, 24 de febrero de 2009

PLAGIO CREATIVO (CENICIENTA)

Hadiya y el amuleto- plagio creativo (Cenicienta)

Erase una vez una niña africana que se llamaba Hadiya. Era una muchacha de 15 años, muy bella , con unos ojos negros profundos y muy bellos. Vivía en una tribu pequeña en un pueblo cerca de la Costa de Marfil. Vivía con su padre que era muy bueno pero dominado por sus tres otras hijas Dikeleli, Jendayi y Rehani; nunca se había recuperado de la muerte de su esposa y vivía en su mundo. Las tres hermanas trataban muy mal a Hadiya , para ellas era solo una sirvienta.

-Hadiya, ves a buscar agua al pozo, tengo sed!
-Hadiya, mata a dos pollos para la cena ¡
-Hadiya barre la casa que está muy sucia!

Y cada día, Hadiya iba a buscar agua, caminando kilómetros, mataba los pollos y cocinaba durante horas, limpiaba y fregaba sin parar. Su vida era triste y monótona. Un día el pregonero de la tribu anunció que se iba a celebrar una gran fiesta en honor al hijo del jefe de la tribu, Chandu, que buscaba esposa. Todo el pueblo estaba excitado, las chicas sacaban sus mejores vestidos, se pasaban horas haciéndose trenzas y todo el mundo preparaba la festividad. Las tres hermanas de Hadiya estaban totalmente histéricas:

-Hadiya, búscame mis collares ¡
-Hadiya, péiname, mis trenzas deben ser las más largas!
-Hadiya, lávame el vestido rojo, rápido!
Y Hadiya cosía, lavaba, peinaba a sus hermanas. ¡Qué triste no poder ir a la fiesta! Suspiraba ella.
Una noche, igual a todas las otras noches, melancólica y solitaria, apareció en la buhardilla donde dormía estirada en el suelo Osei, el brujo del pueblo:
-Hadiya, hija, despierta!
-Brujo! ¿Qué haces aquí? ¿Qué pasa?
-Escúchame, te voy a ayudar: irás a la fiesta, tendrás el vestido más precioso, los anillos más brillantes y un collar precioso.
-Brujo, pero como es posible? Solo soy una pobre sirvienta, Chandu no querrá ni verme!
-Esto cambiara, pero mañana a medianoche después de la fiesta debes volver a casa sin falta. Te dejo este amuleto, representa el sol y la luna ,te dará suerte. Dicho esto, Osei desapareció sin más.

Hadiya no se lo podía creer, miró el amuleto: el sol y la luna entrelazado, en su tribu era un símbolo de suerte y fecundidad y era un talismán muy poderoso. Estaba feliz. Sus ojos negros brillaban.
La noche de la fiesta, Dikeleli, Jendayi y Rehani estaban muy nerviosas y competían de tal manera entre ellas, que las echaron de la fiesta.
Hadiya llegó la ultima: era tan impresionante de belleza que todo el mundo dejo de bailar al verla y Chandu se fijó inmediatamente en ella. No quito sus ojos de los bellos ojos de ella y bailaron toda la noche sin parar.
Hadiya se sentía tan enamorada que casi se olvido de los consejos del brujo. Se fue corriendo del baile y en las prisas, se cayó el amuleto.
Chandu lo recogió, intento llamarla pero no sabía ni su nombre.
El día siguiente, el pregonero del pueblo gritaba que Chandu iba a pasar de choza en choza para saber a quién pertenecía el amuleto. La chica que sabría describirlo con exactitud, sería su esposa.
Las hermanas de Hadiya intentaban adivinar como era el amuleto:
-Es un cabra con una montaña, seguro!
-Qué va! Es un tigre y un anillo de oro!
-Tontas! Es una olla y una antílope!

El día señalado, Chandu paso de casa en casa preguntando:
-Dime, que representa el amuleto?

Nadie supo contestar. Cuando llego el turno de las tres hermanas, también contestaron mal.
-Estáis todas equivocadas. Pero debe quedar una chica, quien más vive aquí?
-nadie, solo la sirvienta.
-Llamarla!
-Pero es una sirvienta!
-Llamarla en seguida!

Hadiya se presentó, estaba escondida en la granja con los animales, había llorado toda la noche. Sus ojos no dejaban de ser extraordinarios.
Chandu la reconoció en seguida pero le pregunto:

-Dime, sabes tú lo que representa el amuleto?
-El sol y la luna.
Él sonrió. Ella también. Las hermanas no.
Se casaron y fueron muy felices.

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