miércoles, 7 de octubre de 2009

PASEANDO A HIPOTECA




El hombre era muy feliz.
Había encontrado una hipoteca cerca de casa. La pobrecita había sido abandonada por un malvado comprador sin piedad.
Ella le iba a hacer compañía a el, a su mujer y a sus dos hijos durante los próximos 40 años.
Era tan feliz que la paseaba tres veces al día con una correa que llevaba su nombre el letras doradas”HIPOTECA”.

− ¡Qué mona y qué cariñosa! Se exclamaban los vecinos

El hombre la cuidaba lo mejor que podía. Le daba de comer unos manjares exquisitos, se preocupaba de su índice de revisión, pagba religiosamente sus cuotas mensuales, y alimentaba su amortización.
La llevaba al veterinario cada mes para hacerle un chequeo y comprobar su tipo de interés TAE.
Despreciaba a los vecinos que consideraba a HIPOTECA como un pozo sin fondo, una ruina de por vida, una esclavitud.

−¡ Necios, pensaba él.

El hombre seguía adorando a HIPOTECA, era su dueño y se sentía importante con ella.
Pero un triste día de noviembre, las cosas cambiaron brutalmente. HIPOTECA se rebeló sin razón, sin fue corriendo sin correa, quería ver mundo. El hombre intentó domarla, razonarla, negociar. En vano. HIPOTECA se volvió agresiva, pedía cada vez más, era exigente y a cambio de nada.
Al final, devoró al hombre de un bocado.

Hasta el último céntimo.

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