domingo, 15 de marzo de 2009

TUPPERTERAPIA


TUPPER TERAPIA

-Doctor, ayúdeme, no puedo más.

-¿A ver Clarisse, seguro que lo ha probado todo?

-Si Doctor, las pastillas tres veces al día, las inyecciones por la noche antes de dormir, las capsulas azules y las rojas también, las ampollas bebibles y las no bebibles, todo, todo. Y sin resultado. Todo para luchar contra mi mal humor permanente y nada.

-¿Así que seguimos con los enfados crónicos, no?

-Si Doctor, por la mañana, cuando me ducho, cuando llego a la oficina, cuando hablo por teléfono, con la familia, los amigos , el marido, el amante, mi madre, los niños, en el ascensor, en el metro siempre , las 24 horas. Es agotador, no puedo más.

-Vaya, pensé que al menos el tratamiento último haría efecto, pero veo que no. Tenemos que aplicar la terapia de shock, entonces. ¿ estas preparada?

-Si Doctor, estoy dispuesta a todo.

-¿Te receto la Tupperterapia

-Si doctor, no me queda más remedio.

- Para 6 meses, y después ya veremos. Te entra por el seguro. Bien, entonces te lo explico el tratamiento:en cualquier caso de enfurecimiento, exasperación, berrinche, bronca, disgusto, enfado, enojo o rabieta, que sea por la mañana, por la tarde o por la noche, tienes que coger una caja Tupper abrir la lo más rápido posible y dejar que la ira se vaya a dentro; luego cierras las cajas herméticamente y la guardas. Es el único medio para guardar los rencores y poder seguir una vida normal.

-¿Podrás hacerlo?

-Será difícil, pero haré todo el posible doctor, gracias.

Así fue como Clarisse resolvió su grave problema de mal humor continuo.
Entro en la página web de tupperware y encargo 20 lotes de cajas de todos los tamaños y colores para entrega en menos de 48 horas: quería empezar ya su nueva terapia.

Tenía cajas en toda la casa, en la cocina, en el coche, en la sala, en el dormitorio, en el lavabo, en la oficina, y en casa de sus suegros.
También tenía unos modelos especiales para el bolso de mano, para los bolsillos de pantalones y chaquetas, para el estuche de maquillaje (talla mini), en el pastillero de los medicamentos para cada día de la semana, (de lunes a domingo), debajo de la almohada en la cama.

La vida empezó a irle mucho mejor: cuando se enfurecía contra su marido, rápido, un tupper y adiós el furor; cuando tenía un ataque de nervios con su hijo, un tupper y adiós a los nervios, cuando su jefe la llevaba a la exasperación, un tupper y adiós a la exasperación; cuando se quemaban las lentillas , un tupper y adiós a la irritación; cuando el agua de la ducha salía caliente, un tupper y todo volvía la normalidad, incluso llegaba a soportar a su asistenta, Gladys, ecuatoriana extremadamente meticulosa y exasperante por su manía de la limpieza. La vida volvía a ser de color rosa.

Clarisse acumulaba sus tupper en un altillo de la casa y cada uno llevaba una etiqueta: enfurecimiento Emilio, exasperación mama, irritación Sr Gominas, arrebato guardia civil, berrinche oficina de correos, bronca Manolito, disgusto profesora Manolito, enfado factura dentista, enojo nómina, rabieta recibo Corte Inglés, ataque de nervios hacienda. Todo iba bien, Clarisse había recuperado la sonrisa y el amor a la vida.

Sin embargo, la suerte le volvió la espalda.

Un día de cabreo excepcional, Clarisse se quedó de piedra.: al altillo estaba totalmente vacío! ¿No se lo podía creer, dónde estaban todos los tupper? Se puso histérica, pero no había tupper para salvar la.
Empezó a gritar:

- Gladys! Gladyyyyyyyyyyyys!

- ¿Si, señora Clarisse, desea alguna cosa?

- ¿Qué***** ha pasado con las cajas? No queda ni una!

- Ah las cajitas , señora, no se lo va a creer. Estaban vacías, todas, las abrí una por una y estaban vacías. Pensé que se había equivocado la señora y las limpié todas, con agua, jabón y lejía.

- ¡Gladys,****, esta bromeando, dígame que esta bromeando!

- Señora, yo no bromeo nunca, soy muy seria. Hago mi trabajo.

De repente, Clarisse sintió como todos los cabreos acumulados estos últimos meses ya se habían escapado de los tupper y la rodeaban, la tenían asediada: los furores despiadados, las exasperaciones crónicas, las irritaciones vespertinas, los arrebatos matutinos, los berrinches laborales, las broncas conyugales, los disgustos cotidianos, los enfados perpetuos, los enojos habituales y las rabietas pre menstruales acabaron con ella.

Murió asfixiada por el mal humor.

1 comentario:

  1. !Que bueno Irene! Mi madre fue vendedora de Tuppers en su juventud.

    Saludos

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