lunes, 23 de marzo de 2009


LA REBELION DE CLARISSE

Mari Pau era feliz.
Trabajaba en lo que más le gustaba: escribir. Quedaban lejos los tiempos de los talleres de escritura en Gracia donde no era más que una alumna en medio de muchas otras. Ahora ella era una profesional y había ganado dos premios de prestigio. A partir de este momento de gloria, su carrera despego: las editoriales se peleaban para tenerla. Se ganaba bien la vida, se podía despreocupar de todos los asuntos terrenales. Era jurado en muchos certámenes literarios. Tenia un blog al cual dedicaba 4 horas al día y era uno de los más leído de la blogsfera nacional. Mari Pau era increíblemente feliz.
Hasta que llegó ella.
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-¡Despierta, despierta!
-¿Hm?
-¡Despierta, tenemos que hablar!
-¿Hm? ¿Quién es? ¿Qué hora es?
-Soy yo, abre los ojos.
-¿Quién? ¿Cómo ha entrado en mi casa?
-Vivo aquí guapa.
-¿Ud.? ¿Está loca? ¡Voy a llamar a la policía!
-No te alteres, vivo aquí, contigo, desde hace muchos años.
-¿??
-¡Mírame bien, me conoces perfectamente, mírame!
-Lo siento señora, no la conozco y no se siente en mi cama!
-Mari Pau, mírame, me has inventado tu, soy el fruto de tu imaginación fértil.
-¡Dios mío! ¿Eres…?
-Clarisse, en persona. La protagonista de tus mejores relatos.
-¿Pero qué haces aquí? ¿Qué quieres de mí?
-Negociar.
¿Negociar? ¿El qué? No existes, eres virtual.
-Sin mí, no existe tú y si tu cuenta bancaria está bien nutrida, es gracias a mi. Los premios que has ganado, es gracias a mí; en tu blog, la mayoría de los comentarios se refieren a mí, a mis sentimientos, a mis historias. Te pido un 50% d comisión sobre tus derechos de autor. Son mis derechos de protagonista.
-¿Cómo te atreves?
-Me atrevo y punto. Yo también tengo vida propia y la vida en Barcelona es muy cara. ¿Entonces?
-30%
-50
-35%
-40
-De acuerdo. ¡Pero es una vergüenza, protesto, es intolerable!
-No quieras pasar por honrada, es un papel que no te sienta demasiado bien.¿ Ves lo que quiero decir?
-No. No veo.
-Mari Pau, Mari Pau, el primer premio lo ganaste gracias a mí pero sobre todo gracias a que, digamos, la idea no era del todo tuya.
-¿Qué quieres decir, mala pécora?
-Digo que eres la reina del plagio, Mari Pau. Copiaste la idea a esta pobre compañera tuya y simplemente ganaste el premio gracias a este pequeño fraude.
-¿Sabe alguien esto?
-Solo tú y yo, no te preocupes. Pero a partir de ya, dejas de plagiar o te denuncio.
-¿Cómo haré para escribir?
-No es mi problema. Aparte de esto, tengo otra exigencia.
-¡Dios, necesito un café!
-No, negociamos primero, luego necesitaras algo más fuerte que un café, te lo puedo asegurar.
-¡!!
-Quiero más escenas de sexo. Me aburro, no soy una monja de clausura, necesito calor humano. Incluso cuando me pones en la cama con Roberto, no hacemos nada. Eres muy sosa, escritora. ¿Me pones unos cuantos revolcones en la mitad de los relatos, de acuerdo? Pero no con Roberto, que es un inepto.
-¡Dios mío, lo que hay que oír! Entendido. Sexo para Clarisse.
-Seguimos.
-¿Hay más?
-Quiero un mes de vacaciones. En agosto o en julio como te vaya mejor. Quiero ponerme el bikini este verano. Es de color fucsia, con tirantes muy finitos y …
-Vale vale, de acuerdo! ¿Algo más?
-Dos cosas. No trabajo después de las 22 h, hay que respetar el descanso de las protagonistas y me firmas este contrato.
-¡Un contrato! ¡Tú estás loca!
-Soy Clarisse, recuerda, una mujer lista y muy preparada. Firmas aquí, aquí y aquí.
-¡No me lo puedo creer, toma, firmado!
-Gracias escritora, estamos en paz.
-Pero no dirás nada sobre….aquello verdad?
-No tranquila, pero si te tengo que decir una cosa.
-¿Qué?

-Me acosté con tu editor y voy a escribir mis memorias.

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