miércoles, 4 de febrero de 2009

Lady in red

LADY IN RED

La primera vez, ni siquiera me fijé en ella. Estaba lejos, en una esquina de la calle, iba vestida de rojo pero no le presté demasiada atención. Solo le eché una mirada por curiosidad…

¿Cómo iba a darme cuenta de que ella estaba aquí expresamente, de que no estaba aquí por casualidad, que me estaba esperando?

De todas formas yo soy demasiado joven y hasta cuando tenía mis dudas, mi médico me aseguraba de que aún no era el momento. Simplemente, no me tocaba.
Pero un día, más tarde me lo repensé, apalancada en el sofá con un libro en mi mano izquierda y un cojín detrás de mi espalda, empecé a sentirme intranquila. No era normal. Unas cuantas mariposas empezaban a bailar en mi estomago.

-¿Y si fuera ella? ¿Sería posible? ¿Ya?
No. Imposible. Es un simple retraso, nada más. Con el estrés del trabajo, es normal. Vendrán más tarde. No soporto mi trabajo, el ambiente es deprimente y no consigo desconectar. Solo tengo mis clases de yoga del viernes que me permiten liberarme un poco: estoy segura que con las técnicas de relajación, voy a liberarme de mis angustias profesionales, y mi cuerpo volverá a sus funciones naturales. Es por culpa de esto que me he buscado esta actividad: aguanto la semana, de lunes a viernes inmersa en una nube de mal humor, traiciones, mentiras, y cobardías de todo tipo. Es normal. Alguna subida de calor de vez en cuando, le pasa a cualquiera.

Estoy convencida que con el yoga podré, una vez por semana, el viernes, de 19 a 21 horas de la tarde, respirar un poco de oxigeno. Olvidar este *** trabajo y volver a encontrar mis hormonas perdidas.
Al fin y al cabo, los ciclos irregulares siempre han sido mi punto fuerte, que no cunda el pánico. ¿Un poco menos de progesterona que de costumbre, bueno, y qué?
No soy tan joven pero todavía no soy vieja, tengo margen. Aún tengo la posibilidad de seducir, de gustar, al fin y al cabo, hace 5 meses salía con un hombre más joven que yo.
Todavía me queda un trozo de camino. De acuerdo, tengo algunas canas, pero un tratamiento casting de L’Oreal nº 38 (avellana cobrizo) y mi cabello recupera su color casi natural. Se me cae un poco el parpado izquierdo, pero pongo colorete gris encima de mis ojos, que haya viento y lluvia, y adiós al tic del parpado izquierdo. No tengo arrugas, tengo mucha suerte, solo tengo dos pequeñas surcos de cada lado de la nariz, pero bueno apenas se ven. Mi cuello sigue siendo flexible y mi escote empieza a perder su elasticidad pero todavía se aguanta.
Entonces, esta mujer de roja no es para mí. Que vaya a picar a otra puerta.

Pero los meses pasan, y cada vez la volvía a ver, cada vez más cerca, cada vez más clara, cada vez más determinada con sonrisa socarrona, y este color tan chillón, aquel vestido guerrero, bélico y rojo...entonces empecé a tener dudas. Grandes dudas.

¿Es verdad? Soy una mujer infértil? ¿No me dejan pasar la ITV? No podré tener hijos nunca más… ¿me toca ya a mí el déficit de producción hormonal, el cese de mis ovarios? Es para mí las caídas de nivel de estradiol, el desarreglo hipotalámico? ¿Debo pedir hora a un hombre con bata blanca para que me recete un tratamiento hormonal sustitutivo y que me explique cómo tomar colpotrophne, progesterona retard o inyectarme con l’utrogestan ?

¿Y mi feminidad ?Ya es vana? Nadie más para disfrutar de mis caderas, mis piernas largas y finas, mi pecho que es mi orgullo personal? ¿Y mi sonrisa con mis adorables hoyuelos, para nadie más? No es verdad, no es posible, no voy a renunciar a ser una mujer, a gustar a los hombres, a usar todos las estrategias de la seducción, todo esto por culpa de una mujer de rojo, que viene a visitarme con 5 años de antelación ?Jamás! No soy una antigüedad que mejora con el tiempo (como el vino, jajá), una cosa fuera de servicio, lo siento! La decrepitud no es para mí, no soy una mujer en ruinas, no he gastado mi batería tengo todavía mucha cuerda, no tengo fecha de caducidad, habéis leído mal la etiqueta, los yogures pasan, yo no, o es que ya huelo a rancio? El fantasma de la mujer vieja no va andar por ahí durante mis noches, ni hablar!

Pero la mujer de rojo sigue aquí, cada vez más cerca, no puedo evitarla, ella me mira directo en los ojos; esta tan cerca de mí que siento escalofríos. Me sonríe, provocativa ella y su vestido rojo dan vueltas infernales con este color violento que me ciega la vista. Entonces, acabo por levantar la cabeza y la fijo en los ojos, fulminante:

-¡Tu pérfida bruja de rojo, escúchame bien: de acuerdo, no puedo luchar contra ti, tienes todo el poder, la prerrogativa, si señora, tienes el mando sobre mi ciclo hormonal, sobre mis sofocos, pero debes saber que tengo aliados conmigo, no estoy sola.
Siempre tendré mi bonita sonrisa, con mis famosos hoyuelos, mis cabellos siempre tendrán este color avellana nº38 que esconde las canas, mis arrugas y mis grietas estarán recubiertas con un fluido de maquillaje (marca cara, Dior j’adore!) , mis pechos siempre serán mi orgullo y arriba con toda la estrategia de los sujetadores modernos ( con o sin aros, con o sin forro, copa A, B o C); los kilos de más se derretirán, iré a correr por la calle incluso en pleno invierno si es necesario, que llueva o no, me es igual, mis manos siempre serán bonitas, con la manteca de karité, ( a que no sabes ni lo qué es , eh?) ,para mi piel tengo los secretos del aceite de argán incluso si lo pago a precio de oro porque me lo traen de Marruecos y la leche de burra, me satina la piel que no veas. Te desafío, mujer de granate, a que impidas a un hombre sentirse atraído por mí, a que me sonría a que me encuentre guapa; mira no hace muy poco entró un nuevo admirador en mi vida; entonces, mala pécora, puedes seguir rondando por allí e intentar intimidarme, te aseguro que tus artimañas no me asustan y que estás perdiendo el tiempo. Ahora, me disculpas, tengo una cita, me esperan…

Post data: ¿por cierto, muy bonito tu vestido, es de diseño?

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