—Yo chicas, soy la mejor, siento decirlo.
—¿Ah sí por qué si se puede saber?
—Mi límite de gastos es muy altos, 3000 euros, tengo un poder de compras altísimo. No soy tan clásica como tú. Tengo glamour, mucho glamour. Tengo seguridad total en mis compras. Y me cargan a l mes siguiente, así voy tranquila
—¿Ya, ya no me llames clásica, quieres? No seas tan arrogante. Yo soy joven, tengo pareja y estudiamos los dos y para que lo sepas también tengo flexibilidad en las compras porque voy a comprar yo también eh! Y pago mis cuentas y cuando quiero dinero en efectivo lo tengo.
—Si pero tu limite no es de 3000 euros, querida.
—No, un poco menos pero no soy tan compulsiva como tú, guapa!
¿Y tú, qué tienes, preguntaron las dos.
Así fue como la pobre Electrón se fue, humillada, incapaz de competir con sus dos compañeros, Oro y Classique que se giraron para terminar su café. A crédito, claro.
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