domingo, 27 de diciembre de 2009

LOS 4 MOSQUETEROS




Domingo por la mañana 8h00.
Me levanto pronto, decido voy a correr.

Peso un montón de kilos, mido menos de 1m60, tengo hipertensión y con solo 47 años estoy hecha una porquería.
Me pongo mis bambas, pantalón negro de baile de mi hija, mi chaqueta rosa con capucha y salgo a la calle.
Camino rápido hasta llegar a Entenza con Diagonal. A la primera farola, me paro para hacer un mínimo de precalentamiento, no quiero morirme en el intento. , respiro y voy. Trotando, paso ligero, los codos bien apretados y respirando sin ahogar me. Velocidad crucero pero es la única manera de aguantar. Mi objetivo: llegar al corte ingles diagonal viva y dar la vuelta. Debería ser posible.
Tengo sed, la boca seca pero bueno.
Paso delante de la fnac, es solo el principio, va un esfuerzo, la tienda decatlón con todos los instrumentos de tortura , las vitrinas de ropa femenina con maniquíes de menos de 50 kilos-los odio- voy trotando un poco más, paso delante de un restaurante italiano que me hace venir el agua a la boca. Sigo trotando. Se acerca la tienda Lavinia con estos vinos franceses que tanto me gustan, estoy cerca del Corte inglés, misión casi cumplida.
Oigo veces detrás de mí, no puede ser , es domingo son las 8:30 de la madrugada, quien está allí?
Cuatro deportistas corriendo. Me pasan, me siento humillada. Tienen entre 50 y 60 años, vestidos como profesionales del deporte. Se nota que están acostumbrados. Van a buen ritmo, los cuatro juntos, hablan a voces de todo y nada y pierden el aliento.
No sé cómo se puede correr y hablar a la vez, pero bueno.
Llevan tiempo, van a lo lejos y, la camisa esta sudada, les cuesta hablar y gritar mientras corren, me dan pena. Pero me ganan, me pasan y de repente, no les veo.
Han girado a la izquierda:
—¿Dónde se han metido estos?
Me paro, estoy sin aliento, sudando y no tengo ni un botellín de agua, uf….
Pero estoy intrigada.
Me paro, me pego a la pared para que no me vean, con suma discreción, acerco la cabeza a un pequeño parque que debe dar a la plaza Concordia, si no me equivoco.
Aquí están mis 4 mosqueteros. En fila india, sentados en orden en un banco.
Un bocadillo de lomo y una cerveza en cada mano.
Me río y vuelvo a casa, me siento ligera como una pluma…

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